lunes, 23 de noviembre de 2009


Una escena del teatro del absurdo.
Una bizarreria.
Un triangulo ridículo, un circo sin payasos ni leones.
Una canción con una melodía psicodelica.

Una estrella, un cielo, un aire feroz que me grita que todo esta bien.
Una escena del teatro del absurdo. Una escena.

Todo lo que había vivido había quedado plasmado en un montón de recuerdos que antes me habían dañado. Ahora, mi mente era una álbum fotográfico, donde mis recuerdos permanecían totalmente intactos, recordándome diariamente la magia de vivir.
Sentía la magia corriendo por mis venas, en cada gota de mi sangre. Esa sangre que antes yo misma había provocado.
Sentir la respiración, escuchar mi propia respiración, mirar el cielo, descubrir colores que jamás había visto, olores que jamás había percibido.
Pensamientos tan maravillosos, deseos de vivir.
El aire golpeandome la cara mientras me recuerda la grandeza de las cosas simples.

Una escena del teatro del absurdo.
Una bizarreria.
Un triangulo ridículo, un circo sin payasos ni leones.
Una canción con una melodía psicodelica.

Una estrella, un cielo, un aire feroz que me grita que todo esta bien.
Una escena del teatro del absurdo. Una escena.

Todo lo que había vivido había quedado plasmado en un montón de recuerdos que antes me habían dañado. Ahora, mi mente era una álbum fotográfico, donde mis recuerdos permanecían totalmente intactos, recordándome diariamente la magia de vivir.
Sentía la magia corriendo por mis venas, en cada gota de mi sangre. Esa sangre que antes yo misma había provocado.
Sentir la respiración, escuchar mi propia respiración, mirar el cielo, descubrir colores que jamás había visto, olores que jamás había percibido.
Pensamientos tan maravillosos, deseos de vivir.
El aire golpeandome la cara mientras me recuerda la grandeza de las cosas simples.