lunes, 11 de enero de 2010

Deseos y mentiras... placer.


En una habitacion simple..
una habitacion que al parecer carecia de todo.
Y una pasion desbordante que hacia acto de presencia frente a nosotros dos.
Es simple, el pecado estaba consumiendo mi ser. Nunca fui un ángel, más nunca fui tampoco demonio, me asustaba pensar en los pecados, en ser impura, en ser frágil, pero me asustaba mas NO SER NADA.
Y era mas simple todavia saber que el deseo era mas fuerte que yo misma.
Y de pronto tu, con tus magicas palabras que destrozaron todo lo destrozable dentro de mi.
Fuimos fuego, si..pero tambien fuimos hielo.
Fuimos deseo, pero tambien fuimos mentiras..
Mentiras?- me pregunto a mi misma,.. la voz me tiembla, este era el primer paso. Aceptación.
La gente muchas veces me hablo de mentiras y cuando lo hacía generalmente la palabra mentira iba unida a la palabra pecado.
Pero frente a ti había olvidado todas las clases de moralidad, todas las clases de modales, todas las clases de etiqueta, había olvidado el manual de ''Cómo ser señorita perfección''.
-Mentiras?- me preguntas tú, con tal claridad que me pones la piel de gallina. Te acercas.
-Mentiras?- repites con la misma claridad de la primera vez.
Pero que más dá. Fuimos mentiras, pero disfrute cada mentira que vivimos.
-Supongo que besarte ahora sería lo correcto?- preguntas. En tu voz puedo leer claramente el sarcasmo.
-Jaa!- Pienso... como si hubiera leyes para besar, horarios para besar... pero esto solo lo pienso, porque tu y yo estamos fundidos en un beso terriblemente apasionado. De esos que hacen vibrar, que hacen desear ir mas allá, dejar lo que me es seguro y conocido.
-Creo que tal vez deveríamos parar mientras podamos hacerlo...-digo yo con miedo de romper el momento... jugar con fuego me asustaba, pero me gustaba el miedo que provocabas.
-Miedo?- preguntas, como si leyeras mi mente, como si tuvieras la capacidad de leer lo que mis ojos dicen. - O tal vez deberiamos continuar... y conocer mas allá... llegar al paraiso...
Entonces lo pienso bien... una mentira, dos, tres, cuatro, mil, que más da?
Pero de pronto me doy cuenta de la realidad, y serenamente quito tus manos de mis brazos, separo mis labios de los tuyos, separo mi cuerpo del tuyo...
-O tal vez deberiamos dejar de mentir.

Deseos y mentiras... placer.


En una habitacion simple..
una habitacion que al parecer carecia de todo.
Y una pasion desbordante que hacia acto de presencia frente a nosotros dos.
Es simple, el pecado estaba consumiendo mi ser. Nunca fui un ángel, más nunca fui tampoco demonio, me asustaba pensar en los pecados, en ser impura, en ser frágil, pero me asustaba mas NO SER NADA.
Y era mas simple todavia saber que el deseo era mas fuerte que yo misma.
Y de pronto tu, con tus magicas palabras que destrozaron todo lo destrozable dentro de mi.
Fuimos fuego, si..pero tambien fuimos hielo.
Fuimos deseo, pero tambien fuimos mentiras..
Mentiras?- me pregunto a mi misma,.. la voz me tiembla, este era el primer paso. Aceptación.
La gente muchas veces me hablo de mentiras y cuando lo hacía generalmente la palabra mentira iba unida a la palabra pecado.
Pero frente a ti había olvidado todas las clases de moralidad, todas las clases de modales, todas las clases de etiqueta, había olvidado el manual de ''Cómo ser señorita perfección''.
-Mentiras?- me preguntas tú, con tal claridad que me pones la piel de gallina. Te acercas.
-Mentiras?- repites con la misma claridad de la primera vez.
Pero que más dá. Fuimos mentiras, pero disfrute cada mentira que vivimos.
-Supongo que besarte ahora sería lo correcto?- preguntas. En tu voz puedo leer claramente el sarcasmo.
-Jaa!- Pienso... como si hubiera leyes para besar, horarios para besar... pero esto solo lo pienso, porque tu y yo estamos fundidos en un beso terriblemente apasionado. De esos que hacen vibrar, que hacen desear ir mas allá, dejar lo que me es seguro y conocido.
-Creo que tal vez deveríamos parar mientras podamos hacerlo...-digo yo con miedo de romper el momento... jugar con fuego me asustaba, pero me gustaba el miedo que provocabas.
-Miedo?- preguntas, como si leyeras mi mente, como si tuvieras la capacidad de leer lo que mis ojos dicen. - O tal vez deberiamos continuar... y conocer mas allá... llegar al paraiso...
Entonces lo pienso bien... una mentira, dos, tres, cuatro, mil, que más da?
Pero de pronto me doy cuenta de la realidad, y serenamente quito tus manos de mis brazos, separo mis labios de los tuyos, separo mi cuerpo del tuyo...
-O tal vez deberiamos dejar de mentir.