Te abrazo tan fuerte.
-Esta vez se siente diferente. - me dijo cuando entre a nuestra habitación con lágrimas en los ojos y una poker face bien marcada.
Verte fue toda una odisea. Sentir que hiperventilaba, aferrarme a su mano tratando de no desmayarme y prestando atención exagerada a cada cosa que no estaba escuchando realmente. Y ahí estabas tú, otra vez.
La misma alma, la misma forma, la misma persona. Y lo supe dentro de mi corazón, me elegiste de nuevo.
Me apretó la mano suavemente para decirme que se había acabado. Camine temblando de vuelta a mi silla mientras lloraba y dentro de mi cantaba una canción sin son, mientras me obligaba a respirar y me tambaleaba como caminando sobre nubes.
Desde entonces vivo un día a la vez. Te sueño, te canto, te platico y te amo. Me aferro a ti, a los sueños, a las ilusiones y a los flashbacks del pasado también.
No importa cuánto tiempo pase, no importa como avance todo, has sido mi mejor historia. Con miedos, con temores, con revisiones extrañas y con mucha ilusión. Ya quiero que el tiempo vuele, y luego que se congele. Y tenerte suavecito junto a mi corazón, calientito y no dejarte ir nunca.
-Lo sientes? Está vez se siente diferente- me dice, como tratando de calmar mi ansiedad. Si. Más madura, más despierta, más estable, más sanada. Más lista, pero supongo que eso no lo sabré nunca.
Ya estoy lista. Se que lo estoy.