viernes, 2 de abril de 2010

Verdades que duelen.


Hoy inicio esto.
Hoy decidí escribir.
Hoy decidí volver.
Hoy ''prometí'' cambiar.
La verdad es que perdí el control.



No tengo porque c e d e r t e
Yo sin ti ya no siento n a d a
Rompeme en cachitos bajo la almohada....


La verdad es que sus palabras dieron en el punto en que debian dar... osea, ese punto al que iban dirigidas: hacerme recapacitar, hacerme recuperar la maldita cabeza...donde estaba? No lo sé.
Hoy es uno de esos días en que te das la libertad de maldecir. Porque hoy fué uno de esos días en que definitivamente nada esta bien. Es uno de esos días en que te gustaría dormir todo el día, no despertar, borrarlo del calendario, arrancar la hoja y quemarla, y despues esas cenizas arrojarlas al retrete y jalar la cadena. ¿Exagerado, cierto? Pues sí.
Hoy es uno de esos días en que palabras de consuelo suenan a maldiciones irónicas.
Es uno de esos días en que dices -puta madre, no quiero saber nada del mundo, al carajo todo.
Hoy es uno de esos días en que permites que esas palabras horribles salgan de tu boca. Hoy es uno de esos días en que alguien llega y con todo el derecho que TU MISMA le diste, te arroja en la cara cualquier clase de basura de sermón. Cosas que tu ya sabes. Verdades que ya conoces, con las que convives diariamente, a las que seduces y te llevas a la cama, solo porque tu maldita soledad te esta ahogando. Y lo peor de todo es que sabes PERFECTO que sola no estás.
Pero no te importa, porque hoy es uno de esos días en que todo te vale madre, en que estás tan harta de todos, harta de tí.
Es uno de esos días en que odias la palabra amor, secuencia, anorexia, comida, miedos, verdades, dolor, muerte, vida, no importan... nada importa, porque es uno de esos días en que decides escuchar música, brincar como loca sobre el colchón de tu cama, vestirte de la manera más ridícula que encuentres, mandar al carajo tus problemas, gritar, reír, vivir... y mandar al carajo (de nuevo) las citas con la psicológa, las pláticas entre amigos, las verdades que duelen...
aquellas, con las que pasivamente haces el amor, porque solo con ellas puedes encontrar el amor que no deseas vivir con nadie más. Solo ellas son capaces de tocarte y causarte tanto dolor, y al mismo tiempo sentirte terriblemente amada.
Porque no te interesa el mundo, ni las putas verdades con las que noche tras noche vas a dormir.
Silencios que te ahogas, nudos en la garganta que no puedes romper, lágrimas que no puedes parar, verdades que no puedes negar... consejos que no escuchas, palabras que asi como entran, igual salen, besos que no sientes, caricias que no existen, amores que se pierden en la distancia... distancia que amas. Hoy es uno de esos días. Un buen día para nacer o morir. Para enterrarte o resucitar. Para mandar al diablo todo y comenzar a vivir, o morir lentamente mientras esas verdades te consumen.
O escribir algo.. esto, por ejemplo. Que aunque no tiene sentido, me acaba de quitar veinte kilos de encima... kilos... ahí vamos de nuevo.

Nota al lector: Una disculpa por el poco sentido que presenta esta entrada. La verdad, no tuve tiempo ni ganas de darle belleza a cada palabra, o de ahorrarme las malas palabras. La verdad esto fué con un fin terapeutico.

Verdades que duelen.


Hoy inicio esto.
Hoy decidí escribir.
Hoy decidí volver.
Hoy ''prometí'' cambiar.
La verdad es que perdí el control.



No tengo porque c e d e r t e
Yo sin ti ya no siento n a d a
Rompeme en cachitos bajo la almohada....


La verdad es que sus palabras dieron en el punto en que debian dar... osea, ese punto al que iban dirigidas: hacerme recapacitar, hacerme recuperar la maldita cabeza...donde estaba? No lo sé.
Hoy es uno de esos días en que te das la libertad de maldecir. Porque hoy fué uno de esos días en que definitivamente nada esta bien. Es uno de esos días en que te gustaría dormir todo el día, no despertar, borrarlo del calendario, arrancar la hoja y quemarla, y despues esas cenizas arrojarlas al retrete y jalar la cadena. ¿Exagerado, cierto? Pues sí.
Hoy es uno de esos días en que palabras de consuelo suenan a maldiciones irónicas.
Es uno de esos días en que dices -puta madre, no quiero saber nada del mundo, al carajo todo.
Hoy es uno de esos días en que permites que esas palabras horribles salgan de tu boca. Hoy es uno de esos días en que alguien llega y con todo el derecho que TU MISMA le diste, te arroja en la cara cualquier clase de basura de sermón. Cosas que tu ya sabes. Verdades que ya conoces, con las que convives diariamente, a las que seduces y te llevas a la cama, solo porque tu maldita soledad te esta ahogando. Y lo peor de todo es que sabes PERFECTO que sola no estás.
Pero no te importa, porque hoy es uno de esos días en que todo te vale madre, en que estás tan harta de todos, harta de tí.
Es uno de esos días en que odias la palabra amor, secuencia, anorexia, comida, miedos, verdades, dolor, muerte, vida, no importan... nada importa, porque es uno de esos días en que decides escuchar música, brincar como loca sobre el colchón de tu cama, vestirte de la manera más ridícula que encuentres, mandar al carajo tus problemas, gritar, reír, vivir... y mandar al carajo (de nuevo) las citas con la psicológa, las pláticas entre amigos, las verdades que duelen...
aquellas, con las que pasivamente haces el amor, porque solo con ellas puedes encontrar el amor que no deseas vivir con nadie más. Solo ellas son capaces de tocarte y causarte tanto dolor, y al mismo tiempo sentirte terriblemente amada.
Porque no te interesa el mundo, ni las putas verdades con las que noche tras noche vas a dormir.
Silencios que te ahogas, nudos en la garganta que no puedes romper, lágrimas que no puedes parar, verdades que no puedes negar... consejos que no escuchas, palabras que asi como entran, igual salen, besos que no sientes, caricias que no existen, amores que se pierden en la distancia... distancia que amas. Hoy es uno de esos días. Un buen día para nacer o morir. Para enterrarte o resucitar. Para mandar al diablo todo y comenzar a vivir, o morir lentamente mientras esas verdades te consumen.
O escribir algo.. esto, por ejemplo. Que aunque no tiene sentido, me acaba de quitar veinte kilos de encima... kilos... ahí vamos de nuevo.

Nota al lector: Una disculpa por el poco sentido que presenta esta entrada. La verdad, no tuve tiempo ni ganas de darle belleza a cada palabra, o de ahorrarme las malas palabras. La verdad esto fué con un fin terapeutico.