domingo, 29 de noviembre de 2009

....


Cuando decidí desaparecer fue cuando mas convencida estaba de la vida que dejaba a mis espaldas.

Erase una vez una pequeña señorita jugando a ser mayor.
Jugando a jugar con el destino, jugando a jugar con el tiempo.
Jugando a querer jugar un juego sin romper las reglas.
Ella jugaba con el destino. Trató de jugar, hasta que un día se cansó.
El juego dejo de producirle placer. Dejo de sentir. Y sintiendo ya no sentía nada.

Hasta que un dia decidio que su destino no era vivir, sino ser libre. Y fue como un dia tambien, se encontró volando junto a las mariposas, deslizandose entre el viento.


Y ella volvió a ser feliz.


viernes, 27 de noviembre de 2009

El fin.


Para que una casa pueda mantenerse en pie es necesario que tenga buenos cimientos.
Si no los tiene muy posiblemente se vendrá abajo.
Si se quiere edificar de nuevo, tendría que ser derrumbada hasta los cimientos.

Así me sentía yo.
No creo que tuve buenos cimientos. O tal vez si los tuve pero los perdí en el trayecto. O simplemente olvidé que los tenía, tantas hipótesis y ninguna me convence.
Mi estructura emocional estaba desecha. Mi estructura física estaba cada vez más dañaba. Lloraba mucho, dormía poco, no comía y mi sangre era mi refugio.
Mi refugio falso, doloroso, mi perdición.
Estaba enloqueciendo de una manera muy dulce, tan dulce que empalagaba.
Sentía la boca seca y los ojos pesados cuando desperté.
Pude ver mi cuerpo que yacía perfectamente intacto en esa cama. Esa cama donde había tenido un montón de experiencias, donde mis amigas habían dormido, donde había llorado con el consuelo de mi almohada. Donde había hablado tantas horas contigo, a las cuatro de la mañana sin hacer ruido para que nadie se diera cuenta. Ahí se habían tejido tantas historias que me cuesta trabajo ponerlas en orden. Mis sentidos se encontraban en total desacuerdo ahora.
Entonces mire al cielo y vi esa luz.
Era tan fuerte, tan cegadora.
Era como si yo hubiera sido ciega toda mi vida. Resplandecía de una manera sobrenatural, cualquier persona que la viera probablemente hubiera echado a correr.
Pero yo me quede ahí mirando. Sentí tanta paz que no pude moverme, mis piernas se entumecieron y no pudieron dar un paso.
Miré hacia mi cama.
Esa cama donde tantas historias se habían tejido... tantas. Tantas.. Tantas... Tantas... Tantas noches que pase ahí llorando, riendo, bromeando, sintiendo, pensando, extrañandote.
Mis pensamientos? No había. Por primera vez podía decir que no pensaba en nada. Mi mente quedo inundada de esa brillantez.
Volví a mirarme... ese cuerpo, ese cabello, era yo, si, era yo. Pero no me supe distinguir.
Este era el fin.
Yo lo sabía.
Yo lo supe.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Una carta de despedida.

Yo no podía seguir el juego.
Yo simplemente no podía.


Quienes me conocieron supieron que siempre quise seguir.
Siempre trate, pero siempre caí.
Siempre fue así, debido a que siempre confié de más.
Y no hacia falta decirlo, la gente que me conoció supo que mas que nada, fuí credula.
No era agradable, no lo era. La verdad es que no sentía deseos de seguir.
El tiempo pasaba y me exigía seguir, mas yo no podia hacerlo.
Senti deseos de parar, senti deseos de simplemente un dia extinguirme.
Yo no podia hacerlo.
Tenia motivos para querer hacerlo pero nunca lo hice.
Senti deseos de dejar todo, de abandonar, de simplemente detener mi mente y mi cuerpo y quedarme en estado de pausa. Todo seria mas simple si lo hubiera hecho.


Pero algo que contrastaba con mis deseos de huir era el hecho de que era cobarde.
Era la persona mas cobarde que conocí en el mundo porque por mucho, siempre fui crédula. Bien podrían decirme que mañana caerian globos del cielo y yo lo hubiera creído-
Pudieron haberme dicho que mañana las tortugas tendrían alas y yo lo hubiera querido.
Pero así fui yo. La verdad no tengo deseos de nada. Lo perdí. Perdí ese gusto de sentir. Aveces volvía, se quedaba semanas. horas.. minutos tal vez, y despues desaparecia. No supe si yo tenia la culpa, nunca me gustó culpar a nadie. La verdad, estaba harta de repartir culpas. No me gustaba, porque en el fondo sabia que la culpable era yo. Simplemente era yo, quien se dañaba, quien lloraba. quien no hablaba de eso con nadie, quien odiaba ser feliz y existir. No queria.
Las lagrimas resbalaban y me nublaban la vista. Asi fue el dia que decidi escribir una carta.
Una carta de disculpa, de memorias, de recuerdos, de tiempos, de silencios y de adiós.
Mas que nada, esta era una carta de adiós.
Yo estaba cansada. 18 años y cansada. Muy cansada. Demasiado cansada.
18 años y estaba harta. De todo, nada me producia placer. Habia llegado el momento en que se sentia como si fueran 180 años en vez de 18.

Esta era mi carta de despedida ese dia que decidi irme. Decidi huir. Y por primera vez, no me importaba la ortografia, los acentos, las comas. Porque dentro de algunas horas ya no existiria mas. Habria pasado a ser algo inexistente, como siempre lo habia sido pero esta vez iba en serio.
Una noche antes habia llorado. Unas horas antes habia reido alegremente con mis amigos y habia planeado un fin de semana. Un fin de semana que no iba a llegar.
Mejor dicho, el fin de semana llegaria, oh si, claro que lo haria, pero habia olvidado decir que quien no llegaria a verlo seria yo.
Y es que habia decidido ser libre, y como bien dice una amiga: Aveces ganar significa ser destruido. (DULCE esa frase es tuya. te quiero)





Y esta era mi carta de despedida.

martes, 24 de noviembre de 2009

Escombros

Música reproduciendo. Audífonos casi incrustados en mis oídos. Sensaciones que rodean mi ambiente. Un olor dulce que se desplaza por toda mi habitación. Una soledad que me aterra. Es mi amiga. La soledad nunca me dañó. Pero bien dicen que siempre hay una primera vez. Detestaba los lunes. Detestaba los lunes soleados. Detestaba los lunes soleados con clases. Detestaba los lunes soleados, en clases y con dolor de cabeza. No me gustaba mi clase de antropología, todo lo contrario, la odiaba. Todos lo sabían, no era una novedad. Mi pensamiento se encontraba volando como de costumbre. Perdido entre los escombros de la noche anterior, entre los restos de mi fin de semana, entre los recuerdos del viernes. La música se cuela en mi conciencia vacía.


He's the reason for the teardrops on my guitar  


El era la razón de mis lágrimas. Era quien sabia el secreto para tener el control remoto de mis emociones. Era quien me hacia confiar de nuevo. Era quien una y otra vez me hacia creer que el sube y baja emocional en que caía algún día iba a terminar. La subida era lenta, cadenciosa, sencilla, de disfrute. Pero la bajada era dura, dolorosa, terrorífica y hasta traumatica. Pero siempre la disfrute. Sabia sacarle gotas de alegría a esas lágrimas de dolor, porque todo era mas sencillo si le pintaba una sonrisa a mi cara aunque esta fuera más falsa que una moneda de tres pesos. Y yo luchaba. Todos saben que luchaba. Quería dejar ese vacío interior, dejarlo de lado, ser feliz y vivir. Me esforzaba, muchisimo más de lo que normalmente lo haría. Pero el volvía a conventirse en mi prisión personal. 


I ' m n o t a princess, this ain't a fairy tale


Esto era el fin. Siempre decía eso. Siempre creía tocar fondo más nunca fue así. Mi fin nunca existió porque yo no era nada más que una idea.




& o t r o c r i m e n q u e d a r á s i n r e s o l v e r  








y α N O q ι ε я σ м α s d e s a m o r <3

lunes, 23 de noviembre de 2009


Una escena del teatro del absurdo.
Una bizarreria.
Un triangulo ridículo, un circo sin payasos ni leones.
Una canción con una melodía psicodelica.

Una estrella, un cielo, un aire feroz que me grita que todo esta bien.
Una escena del teatro del absurdo. Una escena.

Todo lo que había vivido había quedado plasmado en un montón de recuerdos que antes me habían dañado. Ahora, mi mente era una álbum fotográfico, donde mis recuerdos permanecían totalmente intactos, recordándome diariamente la magia de vivir.
Sentía la magia corriendo por mis venas, en cada gota de mi sangre. Esa sangre que antes yo misma había provocado.
Sentir la respiración, escuchar mi propia respiración, mirar el cielo, descubrir colores que jamás había visto, olores que jamás había percibido.
Pensamientos tan maravillosos, deseos de vivir.
El aire golpeandome la cara mientras me recuerda la grandeza de las cosas simples.

Chispa-Magia.


Mis ojos volvian a dar señales de vida.
Mi cuerpo parecia tomar extrañas formas, llenas de vitalidad.
El zombie que habia sido todo este tiempo
estaba en su tumba, bien enterrado, bien muerto, bien olvidado.
Las cicatrices habían cerrado porque de nuevo creía en mí.
Cuando era niña mis padres me enseñaron a creer en ellos, en que jamás me faltaría nada mientras fuera su responsabilidad. Me enseñaron que existía un Dios en las alturas, algo tan maravilloso que mis ojos no verían hasta el día en que Él descendiera de los cielos, por eso debía ser buena.
Me hicieron creer en que había leyes que debía respetar, momentos en que debía callar, sentimientos que debía ahogar.
Me enseñaron a creer en todo, menos en mí.
Tal vez eso me hizo ser quien soy.
Aunque aveces parece que no sé quien soy, que no me conozco, que me miro al espejo y veo solo la sombra de lo que fui.
Pero yo estaba cambiando, ya no era más esa sombra, ya no era ese cuerpo sin vida que se movia por inercia. Ahora algo habia cambiado.
Había una chispa en mi, algo que me hacia maravillarme por el aire que entraba por mis pulmones.
Y aunque no tenia sentido me sentia bien.

sábado, 21 de noviembre de 2009

I'm Back (:


Tal vez me iba y después regresaba
Tal vez estuve perdida, no lo sé, nunca lo supe y creo que nunca lo sabré.
Tal vez en esta transición lloré, callé, sufrí… y a pesar de eso fui feliz.
No lo sé.

Tal vez ahora estoy cansada de esa vida gris, sombría, llena de dudas y engaños.
No lo sé… tal vez algún día tu mismo me regales la respuesta.
O tal vez salgas huyendo al ver las consecuencias de tu paso por mi vida.
Tantas mentiras, tantas dobles sonrisas, tantas sonrisas vacías, tantas sonrisas que nunca existieron. Tanto de nada.
Ahora veo con claridad colores que nunca conocí. Encontré la felicidad en un abrazo sincero, en un beso espontáneo. Encontré la gracia de vivir. Encontré lo que nunca me diste.
Porque estar contigo fue estupidez, ya lo he dicho…
Estar contigo no fue amor, no fue felicidad, no fue comprensión, no fue nada…
Nada… de nuevo aparece la nada… siempre vuelve…
Y si, tal vez en el trayecto fui muriendo, tal vez fui cambiando, tal vez soy otra, tal vez no soy nada… tal vez solo soy una idea…Sí, una idea.
Pero en el trayecto lloré, en el trayecto sufrí, en el trayecto sentí el sol sobre mi cara, la lluvia sobre mi piel, mis pies descalzos en la tierra húmeda y aquí sigo.
Contigo vi muchas lagrimas derramarse, pero nunca un amanecer.
Contigo supe lo que era el dolor, más nunca la alegría.
Contigo fui una y mil, una y nada.
Contigo se acaba, porque en el trayecto me di cuenta de que estaba viva…
Y si estoy viva no es por ti.
Viva… viva… tan viva.

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Cuando decidí desaparecer fue cuando mas convencida estaba de la vida que dejaba a mis espaldas.

Erase una vez una pequeña señorita jugando a ser mayor.
Jugando a jugar con el destino, jugando a jugar con el tiempo.
Jugando a querer jugar un juego sin romper las reglas.
Ella jugaba con el destino. Trató de jugar, hasta que un día se cansó.
El juego dejo de producirle placer. Dejo de sentir. Y sintiendo ya no sentía nada.

Hasta que un dia decidio que su destino no era vivir, sino ser libre. Y fue como un dia tambien, se encontró volando junto a las mariposas, deslizandose entre el viento.


Y ella volvió a ser feliz.


El fin.


Para que una casa pueda mantenerse en pie es necesario que tenga buenos cimientos.
Si no los tiene muy posiblemente se vendrá abajo.
Si se quiere edificar de nuevo, tendría que ser derrumbada hasta los cimientos.

Así me sentía yo.
No creo que tuve buenos cimientos. O tal vez si los tuve pero los perdí en el trayecto. O simplemente olvidé que los tenía, tantas hipótesis y ninguna me convence.
Mi estructura emocional estaba desecha. Mi estructura física estaba cada vez más dañaba. Lloraba mucho, dormía poco, no comía y mi sangre era mi refugio.
Mi refugio falso, doloroso, mi perdición.
Estaba enloqueciendo de una manera muy dulce, tan dulce que empalagaba.
Sentía la boca seca y los ojos pesados cuando desperté.
Pude ver mi cuerpo que yacía perfectamente intacto en esa cama. Esa cama donde había tenido un montón de experiencias, donde mis amigas habían dormido, donde había llorado con el consuelo de mi almohada. Donde había hablado tantas horas contigo, a las cuatro de la mañana sin hacer ruido para que nadie se diera cuenta. Ahí se habían tejido tantas historias que me cuesta trabajo ponerlas en orden. Mis sentidos se encontraban en total desacuerdo ahora.
Entonces mire al cielo y vi esa luz.
Era tan fuerte, tan cegadora.
Era como si yo hubiera sido ciega toda mi vida. Resplandecía de una manera sobrenatural, cualquier persona que la viera probablemente hubiera echado a correr.
Pero yo me quede ahí mirando. Sentí tanta paz que no pude moverme, mis piernas se entumecieron y no pudieron dar un paso.
Miré hacia mi cama.
Esa cama donde tantas historias se habían tejido... tantas. Tantas.. Tantas... Tantas... Tantas noches que pase ahí llorando, riendo, bromeando, sintiendo, pensando, extrañandote.
Mis pensamientos? No había. Por primera vez podía decir que no pensaba en nada. Mi mente quedo inundada de esa brillantez.
Volví a mirarme... ese cuerpo, ese cabello, era yo, si, era yo. Pero no me supe distinguir.
Este era el fin.
Yo lo sabía.
Yo lo supe.

Una carta de despedida.

Yo no podía seguir el juego.
Yo simplemente no podía.


Quienes me conocieron supieron que siempre quise seguir.
Siempre trate, pero siempre caí.
Siempre fue así, debido a que siempre confié de más.
Y no hacia falta decirlo, la gente que me conoció supo que mas que nada, fuí credula.
No era agradable, no lo era. La verdad es que no sentía deseos de seguir.
El tiempo pasaba y me exigía seguir, mas yo no podia hacerlo.
Senti deseos de parar, senti deseos de simplemente un dia extinguirme.
Yo no podia hacerlo.
Tenia motivos para querer hacerlo pero nunca lo hice.
Senti deseos de dejar todo, de abandonar, de simplemente detener mi mente y mi cuerpo y quedarme en estado de pausa. Todo seria mas simple si lo hubiera hecho.


Pero algo que contrastaba con mis deseos de huir era el hecho de que era cobarde.
Era la persona mas cobarde que conocí en el mundo porque por mucho, siempre fui crédula. Bien podrían decirme que mañana caerian globos del cielo y yo lo hubiera creído-
Pudieron haberme dicho que mañana las tortugas tendrían alas y yo lo hubiera querido.
Pero así fui yo. La verdad no tengo deseos de nada. Lo perdí. Perdí ese gusto de sentir. Aveces volvía, se quedaba semanas. horas.. minutos tal vez, y despues desaparecia. No supe si yo tenia la culpa, nunca me gustó culpar a nadie. La verdad, estaba harta de repartir culpas. No me gustaba, porque en el fondo sabia que la culpable era yo. Simplemente era yo, quien se dañaba, quien lloraba. quien no hablaba de eso con nadie, quien odiaba ser feliz y existir. No queria.
Las lagrimas resbalaban y me nublaban la vista. Asi fue el dia que decidi escribir una carta.
Una carta de disculpa, de memorias, de recuerdos, de tiempos, de silencios y de adiós.
Mas que nada, esta era una carta de adiós.
Yo estaba cansada. 18 años y cansada. Muy cansada. Demasiado cansada.
18 años y estaba harta. De todo, nada me producia placer. Habia llegado el momento en que se sentia como si fueran 180 años en vez de 18.

Esta era mi carta de despedida ese dia que decidi irme. Decidi huir. Y por primera vez, no me importaba la ortografia, los acentos, las comas. Porque dentro de algunas horas ya no existiria mas. Habria pasado a ser algo inexistente, como siempre lo habia sido pero esta vez iba en serio.
Una noche antes habia llorado. Unas horas antes habia reido alegremente con mis amigos y habia planeado un fin de semana. Un fin de semana que no iba a llegar.
Mejor dicho, el fin de semana llegaria, oh si, claro que lo haria, pero habia olvidado decir que quien no llegaria a verlo seria yo.
Y es que habia decidido ser libre, y como bien dice una amiga: Aveces ganar significa ser destruido. (DULCE esa frase es tuya. te quiero)





Y esta era mi carta de despedida.

Escombros

Música reproduciendo. Audífonos casi incrustados en mis oídos. Sensaciones que rodean mi ambiente. Un olor dulce que se desplaza por toda mi habitación. Una soledad que me aterra. Es mi amiga. La soledad nunca me dañó. Pero bien dicen que siempre hay una primera vez. Detestaba los lunes. Detestaba los lunes soleados. Detestaba los lunes soleados con clases. Detestaba los lunes soleados, en clases y con dolor de cabeza. No me gustaba mi clase de antropología, todo lo contrario, la odiaba. Todos lo sabían, no era una novedad. Mi pensamiento se encontraba volando como de costumbre. Perdido entre los escombros de la noche anterior, entre los restos de mi fin de semana, entre los recuerdos del viernes. La música se cuela en mi conciencia vacía.


He's the reason for the teardrops on my guitar  


El era la razón de mis lágrimas. Era quien sabia el secreto para tener el control remoto de mis emociones. Era quien me hacia confiar de nuevo. Era quien una y otra vez me hacia creer que el sube y baja emocional en que caía algún día iba a terminar. La subida era lenta, cadenciosa, sencilla, de disfrute. Pero la bajada era dura, dolorosa, terrorífica y hasta traumatica. Pero siempre la disfrute. Sabia sacarle gotas de alegría a esas lágrimas de dolor, porque todo era mas sencillo si le pintaba una sonrisa a mi cara aunque esta fuera más falsa que una moneda de tres pesos. Y yo luchaba. Todos saben que luchaba. Quería dejar ese vacío interior, dejarlo de lado, ser feliz y vivir. Me esforzaba, muchisimo más de lo que normalmente lo haría. Pero el volvía a conventirse en mi prisión personal. 


I ' m n o t a princess, this ain't a fairy tale


Esto era el fin. Siempre decía eso. Siempre creía tocar fondo más nunca fue así. Mi fin nunca existió porque yo no era nada más que una idea.




& o t r o c r i m e n q u e d a r á s i n r e s o l v e r  








y α N O q ι ε я σ м α s d e s a m o r <3

Una escena del teatro del absurdo.
Una bizarreria.
Un triangulo ridículo, un circo sin payasos ni leones.
Una canción con una melodía psicodelica.

Una estrella, un cielo, un aire feroz que me grita que todo esta bien.
Una escena del teatro del absurdo. Una escena.

Todo lo que había vivido había quedado plasmado en un montón de recuerdos que antes me habían dañado. Ahora, mi mente era una álbum fotográfico, donde mis recuerdos permanecían totalmente intactos, recordándome diariamente la magia de vivir.
Sentía la magia corriendo por mis venas, en cada gota de mi sangre. Esa sangre que antes yo misma había provocado.
Sentir la respiración, escuchar mi propia respiración, mirar el cielo, descubrir colores que jamás había visto, olores que jamás había percibido.
Pensamientos tan maravillosos, deseos de vivir.
El aire golpeandome la cara mientras me recuerda la grandeza de las cosas simples.

Chispa-Magia.


Mis ojos volvian a dar señales de vida.
Mi cuerpo parecia tomar extrañas formas, llenas de vitalidad.
El zombie que habia sido todo este tiempo
estaba en su tumba, bien enterrado, bien muerto, bien olvidado.
Las cicatrices habían cerrado porque de nuevo creía en mí.
Cuando era niña mis padres me enseñaron a creer en ellos, en que jamás me faltaría nada mientras fuera su responsabilidad. Me enseñaron que existía un Dios en las alturas, algo tan maravilloso que mis ojos no verían hasta el día en que Él descendiera de los cielos, por eso debía ser buena.
Me hicieron creer en que había leyes que debía respetar, momentos en que debía callar, sentimientos que debía ahogar.
Me enseñaron a creer en todo, menos en mí.
Tal vez eso me hizo ser quien soy.
Aunque aveces parece que no sé quien soy, que no me conozco, que me miro al espejo y veo solo la sombra de lo que fui.
Pero yo estaba cambiando, ya no era más esa sombra, ya no era ese cuerpo sin vida que se movia por inercia. Ahora algo habia cambiado.
Había una chispa en mi, algo que me hacia maravillarme por el aire que entraba por mis pulmones.
Y aunque no tenia sentido me sentia bien.

I'm Back (:


Tal vez me iba y después regresaba
Tal vez estuve perdida, no lo sé, nunca lo supe y creo que nunca lo sabré.
Tal vez en esta transición lloré, callé, sufrí… y a pesar de eso fui feliz.
No lo sé.

Tal vez ahora estoy cansada de esa vida gris, sombría, llena de dudas y engaños.
No lo sé… tal vez algún día tu mismo me regales la respuesta.
O tal vez salgas huyendo al ver las consecuencias de tu paso por mi vida.
Tantas mentiras, tantas dobles sonrisas, tantas sonrisas vacías, tantas sonrisas que nunca existieron. Tanto de nada.
Ahora veo con claridad colores que nunca conocí. Encontré la felicidad en un abrazo sincero, en un beso espontáneo. Encontré la gracia de vivir. Encontré lo que nunca me diste.
Porque estar contigo fue estupidez, ya lo he dicho…
Estar contigo no fue amor, no fue felicidad, no fue comprensión, no fue nada…
Nada… de nuevo aparece la nada… siempre vuelve…
Y si, tal vez en el trayecto fui muriendo, tal vez fui cambiando, tal vez soy otra, tal vez no soy nada… tal vez solo soy una idea…Sí, una idea.
Pero en el trayecto lloré, en el trayecto sufrí, en el trayecto sentí el sol sobre mi cara, la lluvia sobre mi piel, mis pies descalzos en la tierra húmeda y aquí sigo.
Contigo vi muchas lagrimas derramarse, pero nunca un amanecer.
Contigo supe lo que era el dolor, más nunca la alegría.
Contigo fui una y mil, una y nada.
Contigo se acaba, porque en el trayecto me di cuenta de que estaba viva…
Y si estoy viva no es por ti.
Viva… viva… tan viva.