viernes, 25 de abril de 2014

Él.

Él.
Volvía, iba, venía, volvia a venir.
Aparecía mágicamente, se alejaba pero se quedaba siempre conmigo.
Reímos, jugamos, somos tontos. Hablamos de cosas serias, se interrumpe con sus bromas.
Era mío. Y yo suya.

Creo que nunca fuimos conscientes de todo lo que nos rodeaba. De todo lo que podía detener con un dedo, era mágico.
El podía decidir detener el tiempo, podía desaparecernos y llevarnos al otro lado de la tierra sin levantarnos de mi sillón.
Odiaba aceptarlo, pero él tenía el control remoto de mis emociones. Y no, no estaba hablando del amor porque ambos teníamos un concepto distinto del amor.
De alguna extraña y retorcida forma nos pertenecíamos, como piezas del mismo rompecabezas. Como esas dos partes que hacen click sin siquiera buscarlo. Y aun así seguiamos siendo libres.
El entendía el concepto de amor que yo habia buscado antes. Él entendía que lo amaba desde mi libertad, desde mi propia visión de nuestros sueños, desde lo cercano y lo lejano.
Yo entendía que el me amaba, desde su propia percepción loca del amor.
Y sabíamos que nos perteneciamos, sin ataduras, sin robarnos espacio, sin exigirnos títulos. Nos pertenecemos de la más pura forma, de la más libre.

Volando juntos sin atarnos al otro.
Y yo lo amaba por eso. Amaba la forma en que se refería a los dos, amaba la forma en que los demás nos veían, dando por hecho nuestra situación sin atreverse a preguntar porque lo que se ve no se cuestiona. 
Yo simplemente nos amo. Y no estoy dispuesta a dejarlo ir.
I dare you to let me be your one and only.

Él.

Él.
Volvía, iba, venía, volvia a venir.
Aparecía mágicamente, se alejaba pero se quedaba siempre conmigo.
Reímos, jugamos, somos tontos. Hablamos de cosas serias, se interrumpe con sus bromas.
Era mío. Y yo suya.

Creo que nunca fuimos conscientes de todo lo que nos rodeaba. De todo lo que podía detener con un dedo, era mágico.
El podía decidir detener el tiempo, podía desaparecernos y llevarnos al otro lado de la tierra sin levantarnos de mi sillón.
Odiaba aceptarlo, pero él tenía el control remoto de mis emociones. Y no, no estaba hablando del amor porque ambos teníamos un concepto distinto del amor.
De alguna extraña y retorcida forma nos pertenecíamos, como piezas del mismo rompecabezas. Como esas dos partes que hacen click sin siquiera buscarlo. Y aun así seguiamos siendo libres.
El entendía el concepto de amor que yo habia buscado antes. Él entendía que lo amaba desde mi libertad, desde mi propia visión de nuestros sueños, desde lo cercano y lo lejano.
Yo entendía que el me amaba, desde su propia percepción loca del amor.
Y sabíamos que nos perteneciamos, sin ataduras, sin robarnos espacio, sin exigirnos títulos. Nos pertenecemos de la más pura forma, de la más libre.

Volando juntos sin atarnos al otro.
Y yo lo amaba por eso. Amaba la forma en que se refería a los dos, amaba la forma en que los demás nos veían, dando por hecho nuestra situación sin atreverse a preguntar porque lo que se ve no se cuestiona. 
Yo simplemente nos amo. Y no estoy dispuesta a dejarlo ir.
I dare you to let me be your one and only.