sábado, 27 de febrero de 2010

Reseña.


El destino me dejaba saber de muchas maneras que iba en la dirección correcta. Pero la máxima señal de que estaba avanzando era mi felicidad. Me sentía llena de vida, totalmente renovada, totalmente feliz. En mi paso por la vida pude encontrarme mucha gente, muchas circunstancias, muchas cosas pasaron y ahora estaba aquí. Tuve que tomar decisiones que me hicieron crecer. Aprendí a correr sin tener que caminar, y cuando tropezé supe que era necesario ir más lento.

Pero ahora todo estaba bien.
En la cabeza tenía neuronas, en los pulmones tenía aire y en todo mi ser tenía vida.
Me sentía feliz.
Porque no todos despiertan día a día. Muchas personas mueren, algunas fisicamente, otras tantas mentalmente, y muchas más mueren sin siquiera saberlo.
Pero algo que iba más allá de todo era el hecho de mi felicidad.
Mucho tiempo creí buscar mi felicidad en algo más, algo externo a mí. Pero un buen día me dí cuenta de que mi tristeza era decición propia. A todos nos pasan cosas drásticas, pero la decición de levantarse es personal. Todos hemos tenido alguna pérdida, no solo muertes, sino pérdidas materiales, espirituales, incluso hay gente que se pierde a sí misma. Yo fuí una de ellas.

Pero no importaba. Ahora estaba aquí. Ahora sentía deseos de hacer todo lo que no hice en esos tres años y medio. Ahora no me arrepentía de cada acto que hacía. Sentía ganas de experimentar, pero no de hacerlo basandome en el plan de "ensayo y error". Estaba decidida a hacer las cosas bien.
Y lo hice.

Tan viva que dá miedo. Con tanto aire en los pulmones como agua en el mar.
Tanto.... tanto que deseaba.
Tanto que lograría.

Vivir no es solo una acción. Vivir es un milagro y cabe señalar que haces el milagro.


Reseña.


El destino me dejaba saber de muchas maneras que iba en la dirección correcta. Pero la máxima señal de que estaba avanzando era mi felicidad. Me sentía llena de vida, totalmente renovada, totalmente feliz. En mi paso por la vida pude encontrarme mucha gente, muchas circunstancias, muchas cosas pasaron y ahora estaba aquí. Tuve que tomar decisiones que me hicieron crecer. Aprendí a correr sin tener que caminar, y cuando tropezé supe que era necesario ir más lento.

Pero ahora todo estaba bien.
En la cabeza tenía neuronas, en los pulmones tenía aire y en todo mi ser tenía vida.
Me sentía feliz.
Porque no todos despiertan día a día. Muchas personas mueren, algunas fisicamente, otras tantas mentalmente, y muchas más mueren sin siquiera saberlo.
Pero algo que iba más allá de todo era el hecho de mi felicidad.
Mucho tiempo creí buscar mi felicidad en algo más, algo externo a mí. Pero un buen día me dí cuenta de que mi tristeza era decición propia. A todos nos pasan cosas drásticas, pero la decición de levantarse es personal. Todos hemos tenido alguna pérdida, no solo muertes, sino pérdidas materiales, espirituales, incluso hay gente que se pierde a sí misma. Yo fuí una de ellas.

Pero no importaba. Ahora estaba aquí. Ahora sentía deseos de hacer todo lo que no hice en esos tres años y medio. Ahora no me arrepentía de cada acto que hacía. Sentía ganas de experimentar, pero no de hacerlo basandome en el plan de "ensayo y error". Estaba decidida a hacer las cosas bien.
Y lo hice.

Tan viva que dá miedo. Con tanto aire en los pulmones como agua en el mar.
Tanto.... tanto que deseaba.
Tanto que lograría.

Vivir no es solo una acción. Vivir es un milagro y cabe señalar que haces el milagro.